25 de febrero de 2018

La CGT mide fuerzas tras el acto en la 9 de Julio
Crecen las reuniones. Gordos e independientes se juntan en la semana, igual que la Corriente Federal y los gremios de Energía.
Los triunviros de la CGT, Acuña, Daer y Schmid, enfrentados.
La mayoría de los dirigentes sindicales que no participaron de la masiva marcha del 21F escudriñaron las fotos con ojos de detectives pero no se detuvieron en la cantidad de gente. Donde posaron su vista fue en el respaldo sindical al acto organizado por Hugo Moyano con vistas al proceso de renovación de la CGT ahora que ya nadie oculta que el triunvirato sólo existe en los papeles. La escasa presencia de gremios enrolados en la CGT pero sobre todo de aquellos que forman parte del Consejo Directivo les disparó una sonrisa. Eso no significa el final de Moyano sino que la correlación de fuerzas internas no lo favorece. Esto provocó que se aceleren los contactos entre los diferentes grupos que están en la central obrera con la intención de iniciar el ciclo que desemboque en el congreso de la CGT que elegirá sus nuevas autoridades. Un proceso que debería concretarse en sesenta días pero que comienza el 7 de marzo cuando un número no determinado de dirigentes realice una cumbre sindical. 
La correlación de fuerzas en la CGT se mide, por ejemplo, con la cantidad de gremios que un sector logra aglutinar. Los memoriosos cuentan que cuando se realizó el Congreso donde surgió el triunvirato el moyanismo aportó 50 gremios, el líder de la UOM, Antonio Caló sumó casi 70 y Luis Barrionuevo casi 20. Si bien el número de respaldos es importante no se convierte en una condición excluyente porque mucho más importante es la actividad que representan esas organizaciones gremiales. Un sector puede reunir algunas decenas de sindicatos pero si entre ellos no están los que a la hora de una medida de fuerza tienen ese plus imprescindible para hacer sentir el efecto de una huelga (como los gremios del transporte público) es poco probable que genere un atractivo a la hora de competir por la secretaría general. Pero puede servir para ocupar una, dos o más poltronas en el Consejo Directivo donde un dirigente puede representar a cientos de miles de afiliados pero allí, en esa mesa, vale un voto. 
En esa búsqueda de alianzas más o menos extendidas en el tiempo se debe contar con un número significativo de congresales. Allí radica la importancia (una de tantas) de los gordos e independientes. Por caso, Armando Cavalieri de Comercio cuenta con una suma de votos que apabulla a cualquier otro sindicato pequeño por más aguerrido que sea a la hora de salir a la calle y por lo tanto tener el respaldo de este sindicalista y de otros similares se vuelve estratégico. Esto no significa que gordos e independientes estén sentados en sus oficinas de brazos cruzados a la espera de que los llamen. Lo hacen pero también usan sus celulares. 
Mucho se habla de que la “nueva CGT” debe contar con un perfil que contenga la firmeza necesaria para salir a la calle, pero también la capacidad para operar políticamente contra las medidas económicas del gobierno de Mauricio Macri. En rigor es la elaboración del programa que debe incluir desde proyectos de ley, presionar por políticas de Estado desde el movimiento obrero, la generación de un banco de desarrollo regional y tener un rol más activo en el Consejo del Salario donde se define el Salario Mínimo Vital y Móvil. Propuestas para un programa que no son nuevas en la historia de las últimas décadas de la CGT que en su momento se desarrollaron para contrarrestar las políticas neoliberales de los noventa. 
En ese contexto se desarrollan las conversaciones que tratan de pasar desapercibidas porque todas las siglas que integran lo que algunos llaman el “mosaico sindical” no son homogéneas como es el caso del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT) y hasta las 62 Organizaciones. Lo mismo ocurre en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). Existen diferencias internas que si bien en algunos casos no llegan al nivel de crisis pero en todas contienen miradas diferentes de cómo y con quién debe realizarse la reconstrucción. De todos estos sectores saldrán los protagonistas de la cumbre del 7M. Pero antes, durante la próxima semana, se reunirán por su lado gordos e independientes, por otro la CFT y habrá un tercer encuentro donde participarán los gremios de la Energía, donde militan Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y el petrolero Antonio Cassia, entre otros.
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